sábado, 26 de noviembre de 2011

Reflexión personal sobre el inglés y la Web 2.



            En uno de los foros de este IV Curso sobre Entornos Virtuales en la fase a distancia con la  Universidad de Salamanca, me atreví a reconocer mi ignorancia sobre el concepto de  Web 2.0 y todo lo que implicaba adaptarlo a la enseñanza de idiomas. Es más, incluso me atreví a afirmar como hizo en su día el gran filósofo griego Sócrates, que  “Sólo sé que no sé nada”, puesto que a lo que más me había acercado en el uso de la web era como Web 1, es decir, la red como mera proveedora de información. Gracias a este papel, no obstante, habíamos puesto en práctica en la AGM la metodología muy básica del “blended learning”, que consistía en acceder a la red para conseguir información: postcasts, consultar páginas web y comunicarse en inglés a través del correo y utilizarlo en nuestras clases presenciales de idiomas.

            Pues bien, han pasado dos semanas y ahora sé que puedo vislumbrar otras posibilidades didácticas gracias a la Web 2.0, término acuñado por Tim O’Reilly en 2001, que tiene una seña de identidad que es la interacción colaborativa entre usuarios de todas partes del mundo que forman sus propias redes sociales.  Aquí radica la fuerza que puede tener en la enseñanza de idiomas: la comunicación oral y escrita a través de blogs, wikis, foros y videoconferencias, por ejemplo, siendo el alumno consciente de que es más importante lo que él pueda aprender a través de su colaboración y la de sus compañeros, y los diferentes canales de aprendizaje que están a su disposición en la red, que lo que le pueda enseñar un profesor en una clase presencial. La figura de este nuevo profesor es convertirse en un tutor experto que le proporcione los medios técnicos y didácticos en un contexto colaborativo con el fin de aprender.

            En idiomas, tengo que decir, que siempre se ha impulsado el método comunicativo como forma de aprendizaje en contraposición a la lección magistral. Ahora bien, habrá que ver cómo aceptan los alumnos que sus iguales les corrijan en un foro donde quedan expuestos sus fallos en un idioma que no es el suyo, o si van a querer hacer una redacción en inglés en grupo gracias a las posibilidades que da una wiki. Ya no se trata de que el profesor juzgue y corrija la competencia oral y escrita de un alumno, sino de que sus compañeros sean quienes le juzguen y le corrijan. El profesor actuará solamente como guía, como ya hacíamos con los programas de ordenador de los años 90, en donde se hacía hincapié en la importancia del autoaprendizaje y donde la responsabilidad última por aprender recaía en el estudiante.

            Con este curso estoy profundizando en temas que conocía como mero espectador no como creador y debo reconocer que este mundo de la Web 2.0 en el que estamos inmersos es un mundo divertido donde la curiosidad y la imaginación sirven de estímulo para seguir avanzando.  

            No obstante, también hay que afirmar con rigor que no todo está en la red – ójala fuera más fácil encontrar materiales adaptados a diferentes niveles para enseñar el inglés militar. Es verdad que con la Web 2, hemos aprendido una nueva forma de hacer las cosas, pero ahora hay que rellenarla de contenidos. Exactamente igual que pasó en su día con CALL (“Computer Assisted Language Learning”): teníamos el hardware, sólo necesitábamos más y más software, el meollo de la cuestión.

            Mientras creamos la metodología de la enseñanza de idiomas a través de la Web 2.0, no olvidemos que la imaginación es fundamental, así que llevemos la imaginación al poder, sin pausas pero sin prisas.


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